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Escuela de alfabetización para diabéticos

Escrito por Colaboradores

El Dr. Gabriel Lijteroff habló con SerDiabético sobre la primera escuela de alfabetización de pacientes diabéticos de América en Esteban Echeverría, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

¿Cómo surgió hace 16 años montar un colegio de alfabetización para pacientes con diabetes?

Notaba que había un grupo de pacientes que en forma reiterada incumplían forma de toma de medicación oral, o no recordaban la dosis de insulina que siempre damos por escrito; o se la aplicaban toda de una sola vez estando las dosis que se le indicaron distribuidas en el día, situación que generaba frecuentes internaciones en guardia del hospital por hipoglucemias; jamás traían los controles de auto-monitoreo glucémico, por ende tampoco realizaban correcciones con insulina rápida.

Además, reiterado ausentismo en el día de su turno para la consulta. A primera vista, se veían como personas negligentes y aparentemente desentendidos de su estado de salud. Pero notaba en ellos en la consulta, más una actitud de angustia y vergüenza que de displicencia.

Así nació la sospecha. Estaba ante personas analfabetas, a 30 kilómetros del obelisco, que estaban transitando por este mundo tratando de disimular los errores o la imposibilidad de sus padres, o de la vida de haber podido acceder a educación formal. Nunca comentaban esta situación espontáneamente.

En base a los patrones observados y en ausencia de bibliografía para orientarme, los enumeré haciendo así un protocolo de detección del problema. Se trataba de personas oriundas principalmente del norte argentino y sus países limítrofes, mayores de 50 años; si eran extranjeros, con un fuerte acento de su país de origen. Los que tras décadas de vivir en el país hablaban todavía en portugués, italiano, guaraní, quichua en su totalidad eran analfabetos.

De igual modo, la dificultad de tomar un colectivo, de igual color pero distintos recorridos, les imposibilitaba concurrir a la consulta sin ser acompañados y se ponían la insulina en el momento del día cuando su familiar podía aplicársela, generalmente, toda la insulina indicada en una sola aplicación, con las consecuencias ya citadas.

Algunos, aún en una situación socioeconómica difícil, pagaban para aplicarse en una farmacia. Otros, se hacían aplicar en una unidad sanitaria, por lo que no se aplicaban ni sábados ni domingos cuando estas están cerradas. La escasa oferta laboral para los iletrados, les impedían acceder a una alimentación saludable ni saber tampoco como elegirla.

Detectada en ese entonces esta situación -84 pacientes analfabetos-, tuve la fortuna de ser escuchado por el entonces secretario de salud, Dr. Jorge Curbelo quien me puso en contacto con la máxima autoridad de educación de adultos. Sin antecedentes previos que pudiera chequear, me tocó adosar al programa oficial de primaria, temas de educación diabetológica, de alimentación saludable y actividad física para los alumnos.

Esto último no estaba contemplada en la currícula habitual de adultos pero siendo un pilar en el tratamiento de la diabetes sumamos al proyecto a profesores del área en la municipalidad. Unos pacientes de mi actividad privada -desde entonces mis amigos- de la Empresa Monte Grande S.A. nos dan pases gratuitos desde hace ya 16 años, para que lo económico no sea un impedimento para aprender.

¿Es el primer emprendimiento en América de este tipo?

Para mi sorpresa, este fue el primer emprendimiento en su tipo reportado a nivel internacional. Presenté las primeras conclusiones en el 2007 en la revista de la SAD. Un año mas tarde, Tim Nolan, en ese entonces editor de DIABETES VOICE, la revista oficial de la Federación Internacional de Diabetes me animó a publicar un año mas tarde en esa prestigiosa revista que se traduce a varios idiomas. Demasiado vértigo para un médico diabetólogo de un hospital municipal del conurbano bonaerense.

¿Ayudó esta capacitación en su tratamiento? ¿Cómo?

Todos, logran al final del ciclo educativo ponerse la insulina solos, realizar automonitoreos y corregir con insulinas rápidas, aprenden a reconocer y resolver hipoglucemias. Tomar la medicación oral correctamente.

Pero por sobre todas las cosas, se les enseñan habilidades para que aprendan a reconocer y procesar alimentos saludables ,aprenden además manualidades, tejido y otras actividades con salida laboral.

¿Qué porcentaje de la población de la zona es analfabeta?

Calculo que un 2 a 3% de los casi tres mil pacientes que tenemos bajo programa tienen analfabetismo, o -lo que aprendí de los docentes de adultos-analfabetismo funcional, es decir personas que hicieron los primeros grados sin terminar la primaria y desde entonces no escribieron.

¿Se comenzó también con capacitación secundaria?

Efectivamente. Hace 4 años, las egresadas nos decían que querían seguir estudiando. Así, instrumentamos con el plan fines 2 en el 2012 un proyecto similar, pero más ambicioso. Orientado al mejor control metabólico, mas allá de la independencia, la autonomía en el manejo del tratamiento.

La meta es objetivar resultados metabólicos, que cuando iniciamos esta aventura no teníamos, pues en el 2000, no contábamos con hemoglobina glicocilada ni fructosamina en el hospital Santamarina. Logramos en estos pacientes prácticamente erradicar las internaciones por internaciones en guardia y otros beneficios.

Pero en esta primera camada de la secundaria en el 2015, que se cursa en el Rótary club de Luis Guillón -también dentro del partido de Esteban Echeverría donde está mi hospital- logramos reducir un promedio de Hemoglobina glicocilada A1C de 11,2 a 8,4.

Mas allá de los objetivos metabólicos que originaron estos proyectos de educación en diabetes fui descubriendo el impacto humano. Alumnas que comenzaron analfabetas y vulnerables en su salud hoy pueden animarse a soñar con ir a la universidad y otras servir de ejemplo vivo para su descendencia.

¿Qué cantidad de alumnos asisten al colegio primario y secundario?

Asisten actualmente 13 pacientes en la primaria y las clases se desarrollan en el auditorio del hospital Santamarina de 14 a 17 horas. La directora docente es Graciela Canzzonetta y la docente de primaria es María Miccia. Ambas con una vocación que emociona. La nutricionista del equipo Juliana Gazzini y yo trabajamos en el área de educación en diabetes. Una veintena en la secundaria, siendo el segundo ciclo, esperando que egresen en el 2017.

¿Como surgió la posibilidad de tener un boleto diferencial para asistir al colegio y a atenderse al hospital de Esteban Echeverria?

Surgió, primero de la dificultad económica planteada para concurrir y ante esto,la buena voluntad de los Sres. Erreforcho y Canegallo, de los que tengo el gusto de atender como pacientes, de la empresa Monte Grande S.A. que desde un primer momento apoyan con pases de su línea de colectivos.

Además la invalorable ayuda del grupo de autoayuda local, que colabora con la unidad de diabetología, AMADU (Asociación Manos Dulces Echeverrianas), que activa y desinteresadamente, colaboran con toda la logística de apoyo a los proyectos. La Federación Argentina de Diabetes desde el inicio avala y apoya esta iniciativa.

Para el plan de alfabetización, entonces hay una suma de voluntades para que nadie se complique en su diabetes por ser pobre. Un granito de arena hacia una mayor equidad.

Bien vale aclarar que el problema del analfabetismo en la diabetes no es ajeno a otros distritos bonaerenses ni del país ni en el extranjero. El año pasado presenté conclusiones de la experiencia en el congreso de IDF en Vancouver. Por fortuna, otras voluntades se van sumando en la replica de esta experiencia iniciado en un humilde hospital municipal de la provincia de Buenos Aires.

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