El número de personas que vive con diabetes ya llegó a 366 millones -y sigue en aumento- y la enfermedad causa la muerte de un paciente cada siete segundos, lo que representa un enorme desafío para los sistemas sanitarios a nivel mundial.
La gran mayoría de los afectados padece el tipo 2 de la diabetes, relacionado con una mala dieta, obesidad y falta de ejercicio, y el problema se está extendiendo al mundo en vías de desarrollo a medida que se van adoptado estilos de vida cada vez más occidentales.
Los diabéticos sin controlar tienen un nivel inadecuado de la glucosa en sangre, lo que puede llevar a complicaciones graves como dolencias cardíacas, accidentes cerebrovasculares, daños en los riñones y en el sistema nervioso y ceguera.
Es así como los costos de la diabetes afectan a todo el mundo y en todo el mundo. Con el rápido aumento de los casos de diabetes estos costos siguen creciendo y tienen una gran repercusión en las vidas de los individuos y las familias, en el sector de la sanidad, en los gobiernos y en el conjunto de la sociedad.
Los costos de la diabetes se dividen en costos directos o intangibles para las personas con diabetes y sus familias, costos indirectos para la sociedad y costos directos para el sector de la sanidad y los gobiernos.
Los costos directos son los costos económicos que deben afrontar las personas con diagnósticos de diabetes y las familias mientras que los costos intangibles son los efectos directos y no económicos de la enfermedad como el dolor, las molestias y la ansiedad.
En Argentina, la seguridad social (estado, obras sociales y medicinas prepagas) asumen parte, si no la totalidad, de los costos médicos directos relacionados con su tratamiento.
En el resto de la región mayoritariamente el paciente y su familia debe asumir parte, si no la totalidad, de su tratamiento. Esto puede significar que, para pagar estos costos, tengan que renunciar a emplear su dinero en otras cosas. Esta carga económica tiene una mayor repercusión en las familias más pobres porque se lleva la mayor parte de sus ingresos.
Los costos directos del individuo incluyen atención médica, medicamentos, insulina y otros suministros, seguros (salud, vida) y posible pérdida de ingresos. Se recomienda a las personas con diabetes que lleven una vida sana, que a menudo significa cambiar la dieta y hacer más ejercicio. Pero no todo el mundo puede permitirse llevar esta vida. En determinados casos, será la cruda realidad la que determine el tipo de alimentación y de ocio al que tienen acceso.
Los costos intangibles de la diabetes se cuantifican en cada caso personal. Algunos ejemplos de este tipo de costos pueden ser que un niño que se siente “distinto” de los demás niños, lo padres sienten ansiedad por el bienestar de su hijo o tienen dificultades para aceptar lo que implica la situación, un adolescente que tiene miedo de tener una hipoglucemia en un lugar público, etc.
La diabetes en una situación para toda la vida que precisa un control exhaustivo si el individuo quiere llevar una vida completamente normal.
Como en el caso de otras enfermedades, puede que una persona con diabetes deba ausentarse de la escuela o del lugar trabajo, de forma temporal o incluso permanente, en el caso de las personas mayores. En el caso del ausentismo laboral, esto puede ocasionar una pérdida de productividad y, posiblemente, una pérdida directa de ingresos.
La educación tiene un papel vital en la prevención de estos costos. Los programas de formación sobre la diabetes hacen hincapié en la importancia del auto-tratamiento y ofrecen a las personas con diabetes la posibilidad de controlar sus niveles de azúcar en la sangre. Esto permite minimizar el riesgo de complicaciones posteriores.
¿Cómo afecta la diabetes al sector de la sanidad? El mayor gasto relacionado con la diabetes es la hospitalización. Si se consigue un mayor conocimiento de la diabetes y se mejora el autotratamiento de las personas que viven esta situación, la necesidad de hospitalización se reducirá de forma significativa.
¡Prevención significa intervención ahora! Cuando se interviene en la fase inicial de la enfermedad los resultados son mucho mejores y efectivos en cuanto a calidad de vida, especialmente si se interviene para evitar las hospitalizaciones. Los gobiernos deben invertir (no gastar) en educación, entrega de medicamentos y recursos para que los diabéticos tengan mejor calidad de vida.